Sinopsis
Mariano Peyrou y Mar Lozano, Mar Lozano y Mariano Peyrou. Un libro a dos hilos, el del trazo y el del surco, una bifurcación que repiten ambos creadores después de la publicación de Estratos, creando un diálogo entre dibujo y verso.
Camaleón, rojo camaleón, patitas, plumas, metamorfosis de plantas y ojos, flores artificiales que mastican.
Los caminos múltiples de la herencia. El ojo que mira, la imagen toda a pesar de la herencia: los caminos de la herencia, el jardín que rezuma.
La herencia que es siempre mañana.
De nuevo estamos ante un poema completo que se desgaja a lo largo de varias páginas, con la forma genuina y propia de mirar de Mariano Peyrou con una contestación en las imágenes de Mar Lozano más dura, más agresiva que las del anterior artefacto. Imágenes que, casi como la herencia que se hace más visible, menos semilla, estrenan un trazo más grueso, más árido que en alguna de ellas nos remite a las cartas de tarto que anuncian el origen –el jardín–y el camino: la raíz del esqueje es otra.
Peyrou continúa con esa forma de colocar, visual y exacta, la mirada pues «cuando miramos a alguien a través de un/ tubo –siempre: mirar es tubo-, lo que/ enfocamos es la idea de completud que emana/ de su imagen, todavía/ a pesar del estudio»
Las imágenes de Mar Lozano, herederas también de Ícaro, de las formas aztecas, del Guernica, iluminan la escena: el grito es animal y a dentelladas; el abrigo, sutil.
Esa gruta está dentro de ti,
la oscuridad, y el farol está fuera.
Ves cómo se proyecta la
sombra de una idea, ves su contorno pero
no su contenido, su dirección y no su
meta, su silueta y no sus rasgos, notas
su peso pero no su calor, entiendes
su función y no su origen: los ecos
son más fuertes que la voz,(…)
Y desde la herencia vamos al origen que es la cueva «inseparable de la memoria de los ruidos que hay dentro». Escuchar lo no dicho, el movimiento mecánico «que reforzaba el sistema de valores que pretendía combatir. Cada cosa significa mil cosas que no sabemos pero empujan».
El miedo primero, el miedo humano, saber que el movimiento va a detenerse, pero ¿y la herencia?
El movimiento que sigue en el cuerpo que lo pensó desde hace cien años hasta dentro de. «Lo pensable es infinito»
la rana sobre el nenúfar,
o las alas, cuya función original
no tenía nada que ver con el vuelo
sino con el equilibrio térmico:
la gramática de la evolución
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