Sinopsis
Amigo lector: tienes entre las manos la confesión de un profeta de nuestro tiempo, y, como tal de un hombre rompedor, libre, molesto para unos, providencial para otros, que a sus noventa y dos años de vida escribe sus memorias sin tapujos, con humildad y osadía, gracias a una prodigiosa mezcla de vida y pensamiento, que constituye todo un aldabonazo a nuestra sociedad y sobre todo a la Iglesia católica a partir de la centralidad del Evangelio.
Castillo afirma: “Esta Iglesia, a la que tanto debo, es la Iglesia que vive en una enorme y palpable contradicción. Es la contradicción que consiste en que la Iglesia enseña (o pretende enseñar) exactamente lo contrario de lo que vive. Y es el “clero”, lo digo sin rodeos, el que lleva la batuta de esta enorme orquesta ruidosamente desafinada”.
“Una Iglesia empeñada en observar fielmente la Religión es una institución que vive y comunica un Evangelio falsificado”. Castillo piensa que el problema del hombre es Dios, y solamente en el Evangelio
en Jesús, algo que en su opinión la Iglesia ha olvidado, volvemos a la centralidad.
Pues bien, aquí tiene el lector finalmente esas Memorias. Él afirma
al presentarlas que no es una autobiografía. Así es, y no podía ser de
otra forma en un hombre cuya vida se entrelaza de tal manera con su
pensamiento que una no puede entenderse sin el otro, ya que cabeza
y corazón están en este caso en perfecta simbiosis. No se trata pues
de una autobiografía, pero sí de alguna manera un autorretrato.