Sinopsis
El novelista no es un investigador, juega con su imaginación y maneja sus sueños. Pero cuando tienen la osadía de enfrentarse a un personaje real primero ha de introducirse en la vida del mismo, en los sucesos y vericuetos de su trayectoria; y solo cuando percibe las liviandades o excesos de los historiadores o los relatores puede adentrarse en la personalidad del retratado, en sus miedos y limitaciones, pero también en sus convicciones y aciertos. Y ahí reside la libertad del que imagina, deduce, construye a partir ya de una mirada personal que puede ser más o menos certera, pero que no deja de ser suya.