Sinopsis
Emilia Pardo Bazán amó Galicia apasionadamente, entregándose en cuerpo y alma a su tierra, con toda la fuerza de su generoso cuerpo y con todos los alientos de su espíritu magnánimo. Reflejó esa pasión por el país a lo largo de toda su extensa obra literaria, ensayística y periodística, universalizando nuestras grandes urbes marítimas y las pequeñas villas marineras, nuestros profundos valles y hermosas rías, toda la tipología humana y la morfología natural, el paisaje y el paisanaje gallegos. Prestó particular atención, como modelo de su adelantado feminismo, a la labradora gallega, ejemplo de mujer empoderada.
Coincidiendo con su centenario (1921-2021), se hace necesario reafirmar la condición gallega de la autora de Los Pazos de Ulloa y su compromiso irrenunciable con la tierra que la vio nacer y que ella contribuyó a dar a conocer en Europa y en América. En sus novelas y cuentos fue capaz de convertir la realidad gallega de su tiempo en mito universal, como harán Rosalía y Curros, Valle, Castelao, Cela, Torrente o Cunqueiro. No se ciñe solo a su ciudad natal o a la vecina Sada donde tenía su residencia estival; la cabeza y el corazón de Emilia Pardo Bazán abarcan Galicia entera, desde las Mariñas coruñesas hasta la comarca del Ribeiro del Avia y el Miño, desde Santiago de Compostela a Celanova, las Rías Baixas y las Rías Altas.
Como afirma adecuadamente Ramón Villares, nada de Galicia le era ajeno, y eso se refleja tanto en el conjunto de su obra como en la realidad de su vida. La escritora coruñesa participó activamente en el movimiento regionalista gallego, a lo que hizo importantes aportaciones, pero su regionalismo es esencialmente cultural y literario, no político. En su pensamiento, Galicia es una tierra privilegiada y diferente dentro de la gran nación que es España. Llegó a reconocer para Galicia la condición de nacionalidad, pero advierte que el protonacionalismo regionalista puede llevar al separatismo, que ella rechaza abiertamente.
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